¿Quién eres tu para cuestionar mi fe, (insulto)?
Al que tiene fe no hay razón que le convenza.
¿Será verdad que existen?.
Procede de una utopía.
- Hace un año no publiqué.
- Hace dos mi hija vio la magia muy de cerca después de escribirle la carta a los reyes. (Por cierto que de lo qu e pedí aquél día algunas cosas se cumplieron y otras no?
- Hace tres me dio por suponer...
Un abrazote utópico, Irma.-
ResponderEliminarHa ha ha, ese es un niño modelo, bien criado, convencido de los reyes magos y todo lo que le rodea. (¿fe?)
ResponderEliminarUn saludo.
Un poco duro lo oido,yo solo saco una conclusion,que si me hubiese dicho mi hijo la cuarta parte de lo que le dijo ese a su padre de las dos ostias que le doi tiene que comer pures porque no le quedan muelas ni dientes....
ResponderEliminarSaludos
Pues con la boquita que gasta el niño no sé cómo los Reyes le dejan regalos.
ResponderEliminarHola Logio, ¡pero que estamos criando? vaya tela. Camino llevamos de que ésto sea realidad y no faltando mucho, jajajaja.
ResponderEliminarCon tu permiso voy a poner un enlace en el facebook para que lo vean.
Un abrazo y veo que te has portado bien y te han traído la mochila, jejejejeje, te tengo vigilado
¡Qué potencia! No sé si total, genial, letal, mortal... pero que acaba mal, seguro.
ResponderEliminar¿Problemas con la identidad de los Reyes Magos?
Caaaalmaaaaaa...
Un abrazo familiar, prenda.
Yo estoy con Gonzalo, ese crio en mi casa se hubiese llevado no dos, diez o doce ostias consagradas por cada insulta que me hubiese proferido.
ResponderEliminarVaya vídeo te has sacado de la Chistera Logio, duro, chungo y sin ninguna gracia...
Totalmente de acuerdo con Toni.
ResponderEliminarNo tiene gracia sobre todo porque esto, aunque esté exagerado, es lo que ocurre con muchos chavales de hoy. Y ya para colmo, lo peor de todo es que el padre viendo que se pone mal, se rinde.
Así va la educación de nuestros hijos...
Joder con el niño... jajaja. Ya le vale, cualquiera le dice nada.
ResponderEliminarY sobre el hilo que van tomando los comentarios, diré que no hace falta llegar a las manos, ni mucho menos a soltar bofetones, si se ha sabido educar en el respeto desde pequeños.