Merce me pregunta en un comentario si no nos dieron tentaciones de tocar las campanas teniéndolas tan a mano, a lo que debo confesar que si, que tentaciones tuve pero como adulto responsable me vi obligado a reprimirme.
No fue así hace algún tiempo cuando cierta noche de cierto exceso, acompañé a un amiguete en una broma que a continuación te relato:
Ponte en situación, una noche clara y con viento y una aldea de estas que tenemos por aquí, solitaria en medio del monte, una iglesia con su campanario, su cementerio y un hermoso ciprés escoltándolo.
Mi amigo, aficionado a la
Terminada la maldad nos fuimos hasta el otro lado del río y aparcamos el coche en una zona oscura desde la que se observaba perfectamente el entorno de la iglesia.
La noche fue empeorando hasta que una ráfaga de viento movió un poco mas de lo habitual el ciprés que tiró del sedal y movió el badal de la campana que sonó dos o tres veces de forma sorda, luego silencio.
Nada pasó hasta la tercera o la cuarta vez que la campana sonó, momento en el que un vecino asomó la cabeza por la puerta de su casa, como el silencio volvió se metió de nuevo en ella hasta que la campana sonó por quinta vez quizás; al rato casi todo el pueblo estaba a la puerta de la iglesia, desde nuestra posición al principio solo oíamos murmullos, luego palabras fuertes y al final blasfemias, señal inequívoca de que habían descubierto el sedal, momento en el que ya nos fue imposible contener la risa, así que creímos llegado el momento de salir corriendo y dar por concluida la broma.
Hola Logio, muy buena, seguro que se llevaron buen susto los pobres, hasta descubrir el sedal.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Logio, a ver si pensaron que era la Santa Compaña jaja
ResponderEliminarUn abrazo
Perrrruuuunnooooosss!!!
ResponderEliminarSi os pillan los del pueblo os linchan.
ResponderEliminarUn saludo.
Je, je, je, la cara que hubierais puesto si os pillan... Me imagino la primera impresión que recibieron hasta descubrir la broma... Más de alguno pensaría en algo irreal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jjejejejej
ResponderEliminarLe podiáis haber provocado un infarto a mas de uno,jajajajjaja
ResponderEliminarBicos
Fue quizás la única broma que gasté en mi vida y debo que reconocerle la autoría intelectual a mi por entonces compañero de aventuras, las circunstancias de la vida son las circunstancias de la vida y aquellas risas fueron sanas y saludables.
ResponderEliminarPor un momento me he imaginado que las risas hubiesen delatado vuestra presencia... Son bromas sin maldad, sin duda, pero que cabrean mucho a quien las recibe.
ResponderEliminarSaludos
Jajaja, muy buena la broma, supongo que tu amigo aparte de ser aficionado a la caza lo era a la pesca también.
ResponderEliminar¿Puese caza?.... Debería haber dicho pesca, en efecto. Mil disculpas.
ResponderEliminarEulogio, a eso en mi pueblo no se le llama broma, le llamamos gamberrada. Anda que... como para haberos tenido colgaditos de la campana por los pies un rato, con el sonido en estéreo.
ResponderEliminarEs un decir, pero de verdad que soy yo una madre del pueblo y me despertáis al crío o a la abuela enferma y os dejo sordos a campanadas.
Un abrazo.
Si, quizás si, quizás fue mas gamberrada que broma, si fuera broma al día siguiente nos reiríamos todos juntos pero a mi no me quedaron ganas de contárselo a nadie hasta ahora pasado el tiempo y los vecinos no hablaron mucho del tema, al menos fuera del pueblo porque la cosa no fue sonada como nosotros imaginamos.
ResponderEliminarSi podemos considerarlo una pequeña gamberrada aunque daño no hicimos a nadie... creo.
Muy buena broma, y de las sanas. A nosostros lo máximo que se nos ocurría era cambiarles a las señoras las plantas del portal con las de las vecinas y saltar por lo montones de grano apilados en las heras. Eramos muy buenos...
ResponderEliminarUn besote
Jejejeje, que bueno.
ResponderEliminarjajajaja gamberretes!!! jajajaja
ResponderEliminarYo me se de unos que el dia de fieles difuntos, cuando todo el pueblo estaba en misa de doce, se dedicaron a traer el carretillo de cada vecino a la puerta de la iglesia, y luego cuando salieron de misa, cada uno se iba a su "casa con su carretillo" :)
Lo que me he reído con lo del carretillo, ja,ja.
ResponderEliminarYo también se de unos que cambiaron de sitio a pulso mi 127, pero no unos centímetros no, de un lado a otro del instituto.
Joer, para que luego digan que los vascos somos brutos... vaya con tus amigos.
ResponderEliminarAsí que fuiste tú... sabría que tarde o temprano confesarías....
ResponderEliminarespera que voy a avisar a los del pueblo
;-)
El 127??? jajajajaja tiene razon Morgana jajaja
ResponderEliminarUy Amio te va a chivar... :p
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